La verdad es imprescindible, pero hay ciertas verdades que es muy difícil aceptar. Claudia Poblete Hlaczik lo confirma. A los 21 años un juez le informó que no se llamaba Mercedes Landa y que quienes decían ser sus padres eran, en realidad, sus apropiadores.
Los verdaderos padres de Claudia eran José Poblete y Gertrudis Hlaczik, quienes habían sido torturados y desaparecidos por la última dictadura militar. Claudia tenía 8 meses cuando fue secuestrada junto a su madre y llevada al campo clandestino de detención el Olimpo.
El robo de bebés y el cambio de su identidad fue una práctica sistemática de la última dictadura cívico-militar argentina.
Federico Bianchini cuenta su historia en Tu nombre no es tu nombre. Crónica de una entidad robada, un libro que fue publicado en España y que ahora aparece en Argentina en la colección Historia Urgente de editorial Marea.
El robo de bebés y el cambio de su identidad fue una práctica sistemática de la última dictadura cívico-militar argentina. Gran parte de las personas que restituyeron su identidad de grandes dicen haber sospechado de la historia que les contaron y muchas de ellas quisieron saber la verdad.
No fue el caso de Claudia, quien solo registró que su apropiadora tenía demasiada edad como para ser su madre y que a la salida de la escuela le preguntaban si era su abuela.
Enfrentarse a la verdad no fue fácil para ella, que desde entonces se debatió entre su verdadera historia y el sentimiento de amor que había desarrollado hacia sus apropiadores.
Cuando se le pregunta a Federico Bianchini cómo fue que llegó a Claudia, contesta: “En realidad, me encontré con esta historia. Me habían pedido en Chile que hiciera un podcast con una historia de hijos restituidos. Entonces le pregunté a Clarisa Veiga, que trabaja en prensa con las Abuelas y es una amiga.
“Ella me mencionó a alguien que no solía dar muchas entrevistas a los medios argentinos, pero como esto me lo habían pedido desde Chile y su padre era chileno, era posible que accediera. Esto fue en 2019 /2020. Clarisa me presentó a Claudia, le hice una entrevista, comencé a hablar con ella y me di cuenta de que me interesaba más escribir esa historia que hacer un podcast”.
“Volví a entrevistar a Claudia y vi que su historia tenía muchas aristas, desde el lugar histórico-político, por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, porque su caso contribuyó a que los genocidas pudieran volver a ser juzgados, la historia de sus padres, por el Frente de Lisiados Peronistas que había fundado su padre (le faltaban las piernas) y, sobre todo,por la dimensión humana existencial que tenía”.
Vivió veintiún años pensando que su vida era de un modo y de pronto se da cuenta de que le habían armado una burbujas que la separaba de lo real. Le habían armado una ficción y ella vivía en ese mundo de ficción sin saberlo. Pero en un momento dado, irrumpe la realidad y ella tiene que salir de esa ficción. Si una persona descubre que no era quien creía ser, si la historia que le habían contado era mentira, supongo que empieza a dudar de todo.
La historia de Claudia
–En general, quienes fueron bebés apropiados, de grandes tienen alguna sospecha de que la historia que le contaron no es cierta y eso, si no se enteran de otra manera como fue el caso de Claudia, los impulsa a buscar la identidad. Pero en ella no se dio de esa forma.
-Ella tiene dudas, por ejemplo, con la edad de quienes dicen ser sus padres. De hecho, en el libro cuenta que una de las cosas que aprendió a hacer desde muy chica fue sacar la edad de una persona restándole al año actual la fecha de su nacimiento, pero, de algún modo, se hacía la distraída.
-¿No quería saber?
-Es muy complejo. Así como no existe un manual de instrucciones para nada en la vida, tampoco lo hay para responder a esto. Cuando le pregunté a Claudia cómo hacía para responder a lo que le había pasado, me dijo que cada uno hace lo que puede con lo que le toca. Hay casos de nietos que toman una actitud u otra y eso tiene que ver con muchos factores. Para mí lo potente de la historia no reside en la comparación con otras historias quizá similares, sino en lo singular, en la forma en que cada una de las personas puede procesar lo que le sucedió. Cuando le dije que quería hacer un libro con su historia, me contestó que ella no me lo podía prohibir. Le dije que eso no me servía. Se puede hacer un libro de diferentes formas, por ejemplo a partir de notas periodísticas, pero lo que a mí me interesaba eran las emociones que siente una persona cuando le suceden determinadas cosas. Y eso solo se podía ver si contaba con la voluntad y el interés de la persona que era la protagonista de la historia.
-Supongo que tampoco para vos debe haber sido fácil transitar lo que te contaba.
-No, pero lo que me decidió a hacer el libro es que me provocaba mucha emoción lo que me estaba contando cuando comencé a escucharla. Esa emoción me confirmaba que su relato era muy potente, pero me di cuenta de que tenía que salir de ese estado de emoción para poder escucharla.
Le dije lo que me pasaba y me contestó que para narrar su historia ella tenía que tomar distancia y contarla como si le hubiera sucedido a otra persona. Otro mecanismo que tenía era contar ciertos hechos y no otros y dar siempre las mismas fotos al periodismo. Sentí que salió de eso cuando le propuse que hiciéramos juntos la visita guiada al Olimpo que cuento en el libro y me dijo que no estaba preparada para poder hacerlo.
-¿Cómo fue el proceso de trabajo?
-La entrevisté bastantes veces y también entrevisté a su familia, pero en el medio estuvo la pandemia. Además, al principio me había dicho que no quería hacer el libro porque eso involucraba a mucha gente. Estuvimos más de un año sin hablar durante el año más intenso de la pandemia. Luego le volví a escribir, nos volvimos a encontrar y en esa oportunidad ella me llevó el archivo biográfico en casetes y grabaciones que le había armado Abuelas y que, de algún modo, fue una forma de decirme que siguiéramos adelante porque nunca me dijo que sí, que hiciera el libro. El material era un documento histórico y periodístico valiosísimo.
-¿Cómo reaccionó Claudia cuando el libro estuvo impreso?
-Le dije que el libro estaba listo y que le podía dar una copia digital o esperar a que me mandaran ejemplares de España. Esto fue en 2023. En España lo publicó Ediciones del K.O., una editorial especializada en no ficción que tiene un catálogo fantástico y que yo conocía desde hacía tiempo, por lo que me gustó mucho publicarlo a través de ese sello.
Claudia prefirió esperar a que llegaran los ejemplares. Pero ocurrió que el libro salió reseñado por el escritor español Juan José Millás que tiene un programa en Cadena SER. Luego de sacar su reseña, nos propuso entrevistarnos a ambos quince días después.
Le conté a Claudia, ella aceptó hacer la entrevista y entonces me pidió que le mandara el libro porque no podía hacerla sin haberlo leído. Salimos al aire en el programa de Millás que es el primero o segundo más escuchado de la radio española sin que tuviera idea de qué le había parecido el libro a Claudia. Temí que no le hubiera gustado, y que en el medio de la entrevista yo tuviera que pasar un bochorno, pero no fue así. Le había gustado mucho.
La entrevista con Millás fue muy importante para mí porque me parece un escritor enorme. Además, le dio mucho impulso al libro que en España ya va por su tercera edición.