Marea Editorial

El policial se revitaliza con relatos de crímenes reales

Dos libros describen entretelones de algunos casos resonantes

Por Nathalie Kantt 
De la Redacción de LA NACION

¿Quién no quiso saber alguna vez qué lleva a una persona de clase alta, que vive en Acassuso, a reclutar gente en las villas para salir a robar y a matar, o qué comentarios se oyeron en los pasillos de los tribunales de San Isidro durante las tres horas en que se atrasó la lectura del veredicto por la muerte de María Marta García Belsunce?

La curiosidad por los hechos policiales existió siempre, pero se revitalizó últimamente con la exitosa serie televisiva Mujeres asesinas . Y el misterio por saber por qué matan los que matan o cómo son los entretelones de cada caso parece ser mayor cuando un mismo crimen reúne sexo, poder, dinero y pocas palabras.

Con este disparador, aparecieron recientemente dos libros: Crímenes en familia , el segundo libro de la periodista Cynthia Ottaviano, que relata siete crónicas policiales que conmovieron al país, y No somos ángeles , que reúne anécdotas y curiosidades, seleccionadas entre miles, de algunos de los casos policiales más resonantes que los periodistas Liliana Caruso, Mauro Szeta y Florencia Etcheves cubrieron a lo largo de sus carreras.

A principio de diciembre del año pasado, la editorial Edhasa distribuyó una primera edición de 2500 copias de Crímenes en familia . Pero el libro tiene desde ayer una segunda edición. "Primero hubo un retorno del género con libros de ficción, pero ahora también con los de no ficción", señaló a LA NACION el gerente de la editorial, Fernando Fagnani.

Esta tendencia hizo que la editorial Marea publicara, por primera vez, un libro de ese género. "El policial estaba algo descuidado por las editoriales, pero esto se fue revirtiendo y en los últimos tiempos aparecieron libros interesantes. Por eso nos pareció importante que este tipo de periodismo estuviera en nuestro catálogo", dijo a LA NACION la editora de No somos ángeles , Constanza Brunet, quien añadió que el libro, publicado a fines del año pasado, está teniendo mucha repercusión y muy buena venta.

Durante tres años, Ottaviano habló con víctimas y con victimarios, con jueces y con fiscales, esperó expedientes y recorrió velatorios. Se concentró en siete homicidas ocasionales con sentencia firme, con el fin de investigar cómo es posible que una persona "común", de clase media, se encuentre asesinando a su padre, a su madre, a su hermano. Y descubrió que el crimen no reconoce ni género ni clase social.

"Conmueve que una persona que se te parece mate a alguien de su sangre y la vea morir. Y el foco está puesto en el antes y en el después, porque nadie mata de un día para otro", contó a LA NACION Ottaviano, que en cada caso describe minuciosamente los pasos previos y las vidas de quienes luego se convertirán en asesinos.

Espiar el más allá

No somos ángeles , en tanto, pretende contar el backstage del caso policial. "La curiosidad que en el diario no se da a conocer porque no alcanza el espacio y que la gente en la calle siempre te pregunta. A los lectores les encanta espiar el más allá. El morbo es propio del ser humano", sintetizó Caruso.

Es así como este libro agrupa las historias paralelas de casos muy conocidos, como el robo al Banco Río, los asesinatos del odontólogo Barreda, los hermanos Conzi, las hermanas satánicas y, obviamente, los crímenes de María Marta García Belsunce y de Nora Dalmasso. Las anécdotas incluyen, además, historias de abogados, fiscales y policías.

"El caso policial dentro del círculo de la clase alta atrae más porque a la gente le gusta espiar y descubrir que hay miserias más allá de la plata", añadió Caruso.

Para Szeta, los casos que combinan sexo, dinero y poder fascinan más porque muchos lectores se ven más reflejados en esa historia que en un robo de zapatillas. "Piensan que pueden ser Norita o tener una mujer como María Marta. Y espían en la tragedia del otro por miedo de que les pase a ellos", reflexionó el periodista.

Y agregó que en las comidas familiares siempre le piden que cuente el detalle, lo oculto, lo que no sale publicado. "Los casos notables están llenos de esas historias paralelas, que para nosotros son lo central", señaló.

Para todos ellos, la difusión de los medios ha favorecido que los casos policiales se divulguen. Y, según explicaron, permitió una apertura de la comunicación en los distintos poderes: judicial, policial y de los mismos protagonistas. "Antes, el Poder Judicial no abría sus expedientes a la opinión pública. Hoy lo hace. Y los vecinos llaman a los canales antes que a la policía", observó Szeta. "A veces hasta te convertís en colaborador de la Justicia. Te llaman fiscales y jueces para pedir datos", agregó Caruso.

Pero Szeta aclaró que, pese a las investigaciones paralelas de los periodistas, a veces nadie tiene la verdad. "No me da vergüenza decir que no sé quién mató a Norita. Si lo supiera, estaría lleno de plata viviendo en otro lugar", bromeó.

Para Caruso, en tanto, más allá de las "perlas" que se ven todos los días en cada caso, el libro también pretende ser de denuncia. "Es un submundo cómo se manejan, qué piensan, y la falta de formación de muchos", dijo.