Marea Editorial

El tropezón que fue Caída

La noche del 11 de agosto de 2019 se conocieron los resultados provisorios de las Primarias Abiertas, para definir las fórmulas que competirían por la presidencia en las elecciones del 27 de octubre. Con una diferencia de 16 puntos porcentuales a favor del candidato opositor, la fuerza que conducía el entonces presidente Mauricio Macri entró en crisis: la posibilidad de la reelección se le escurría de las manos. Ese hecho es el punto de partida para que el sociólogo Guillermo Levy reflexione, en su reciente libro, en torno a las transformaciones de la derecha política en la Argentina.

La editorial Marea publicó el libro “La Caída, de la ilusión al derrumbe de Cambiemos” de Guillermo Levy, un trabajo de divulgación en el cual se analiza la inserción de esa alianza en el marco de los casi cuarenta años de democracia: el rol de la derecha política y social, sus reconfiguraciones, el imaginario y el sentido común en torno a las ideas que promueve sobre el Estado, las relaciones internacionales, los derechos humanos y sociales, y el manejo de la economía. El libro tiene también el mérito de ser, hasta ahora, el único texto que trabaja sobre los factores que condujeron a la derrota de Cambiemos. Las huellas de ese fracaso aun están frescas, e investigar y escribir en la urgencia no es tarea sencilla. El autor coordinó durante los primeros meses de este año el trabajo de un conjunto amplio de colegas que aportaron a la reflexión.

 

Crónica del derrumbe

En los días previos a la elección primaria se daba por descontado un empate técnico o una eventual reelección del presidente Macri, tras una gestión de gobierno signada por el ajuste contra los sectores populares, el endeudamiento externo que propició la especulación financiera y la fuga, y la destrucción de una parte sustancial del tejido productivo. Pero el domingo 11 de agosto de 2019 ocurrió la catástrofe: con menos del 32% de los votos, Macri perdía las PASO frente a la fórmula Fernández-Fernández, que alcanzaba casi el 48% de la preferencia popular. El lunes 12, Macri y su candidato a vice ofrecieron una conferencia de prensa en la que responsabilizaron directamente a los votantes por la “reacción adversa de los mercados ante los resultados”. Dos días después, el 14 de agosto, Macri emitió un mensaje “pidiendo disculpas por lo que dije en la conferencia del lunes”, excusándose en la “falta de sueño”, y en “la tristeza” por las consecuencias que la elección popular “tuvo sobre la economía”. Este comportamiento anímicamente errático, sumado a la carga de la responsabilidad puesta sobre la decisión soberana, el descontrol económico propiciado por el propio equipo de gobierno en esas horas febriles, y el intento de paliar la crisis con medidas de corte electoralistas, daban cuenta de la licuación del poder a una velocidad acelerada.

Dos meses y medio después de las PASO, tuvieron lugar las elecciones generales. La alianza gobernante mejoró  sensiblemente su performance electoral, con una intensa campaña basada en el relato de una “Argentina decente” que se movilizaba para “evitar que volviese la barbarie, la corrupción y el aislamiento del mundo”. Aun así, no alcanzó para posicionar a Macri en la carrera por la segunda vuelta electoral. Algunos analistas daban por descontado que, con esa derrota, concluía el primer “experimento exitoso” de la derecha en el poder. ¿Era así realmente?

 

Un extenso linaje

Aunque no la veamos, la derecha siempre está. Y en su libro, Levy analiza el auge político, económico y cultural de Cambiemos, y la posterior derrota electoral de Juntos por el Cambio, teniendo como referencia la historia de las configuraciones de la derecha en la Argentina a lo largo de los años. Sea inserta en los grandes partidos de masas, o en pequeños partidos con escasas chances electorales pero con capacidad de influir y aportar con funcionarios al dispositivo del poder, la derecha política ha mantenido una presencia persistente: La UCEDE de los ‘80, al mando de su fundador y eterno candidato Álvaro Alsogaray (tributario de las ideas de Friedman y Von Hayek); el menemismo de los ‘90 y la ejecución de un programa de reforma estructural fundado en la enajenación del patrimonio colectivo y la extranjerización de la economía, el endeudamiento y la alineación automática con la potencia hegemónica; la Alianza y el corto puente que tendió desde la ilusión progresista hasta el estallido y represión de diciembre de 2001; desde la perspectiva de largo plazo, el PRO y luego Cambiemos, constituyen la expresión más reciente de este extenso linaje.

 

Falsas promesas

Luego de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, erosionados por el ejercicio del poder ininterrumpido más de una década, el fenómeno Cambiemos generó fuertes expectativas, a caballo de una batería de falacias, y del señalamiento de un conjunto de problemas estructurales no resueltos; así, una porción de la población (recordemos que Macri ganó las elecciones de 2015 por apenas 2% de los votos) depositó sus esperanzas en un elenco de candidatos que se presentaba como “lo nuevo”. Hasta en su nombre, Cambiemos recoge una valoración socialmente positiva hacia el cambio.

Con la victoria electoral de medio término, en octubre de 2017, parecía que Macri tenía allanado el camino para su indiscutible reelección. A partir de diciembre de 2017, con la sanción de la ley previsional (con represión en el Congreso y cacerolazos en la ciudad, bastión político de Cambiemos), y el cambio de la pauta inflacionaria en una conferencia de prensa de las autoridades monetarias, se produjo un punto de inflexión, que derivó en el pedido de asistencia al Fondo Monetario, en marzo de 2018, para evitar entrar en cesación de pagos. Según Levy, estos reveses empezaron a visibilizar que la promesa política de un capitalismo “serio e institucional” comandado por una fuerza no peronista, viraba hacia un fracaso sin retorno.

 

 Radiografía de la derecha

Según el autor, Cambiemos fue un éxito en términos de la construcción de una “marca corporativa”, de la articulación de un espacio político en el confluyeron sectores heterogéneos de la sociedad civil: desde una derecha política nostálgica de la dictadura militar, pasando por una derecha económica neoliberal, hasta un amplio sector social que identifica a la política como “todo lo malo”, contrarios a toda regulación o control por parte del Estado. También dio cobijo a una derecha religiosa que juzgó como una traición imperdonable que el gobierno habilitara la discusión por la interrupción voluntaria del embarazo en el Congreso en 2018. Pero el macrismo, además supo congregar a sectores medios progresistas, que si bien opuestos tanto a la dictadura como al ciclo memenista, en su disyuntiva antiperonista prefirieron apoyar a Macri antes que a Scioli.

Levy también destaca que una de las fortalezas de Cambiemos radicó en la inteligencia de salir a confrontar con el legado progresista de medio siglo de los organismos de derechos humanos, erigiendo a Patricia Bullrich como su ministra estrella, conspicua representante de los valores de la “mano dura” en el combate contra la delincuencia, y de la represión como estrategia para contener la protesta social derivada de las políticas de ajuste. Del mismo modo, fueron reiterados los cuestionamientos a las políticas de memoria, verdad y justicia llevadas adelante por el kirchnerismo. Justamente en estas áreas fue en las que el macrismo concitó más apoyos de parte de su núcleo duro (el cual, estima el autor, nunca alcanzó a más del 25% del electorado).

 

El ominoso legado

El texto concluye que el gobierno de Macri constituyó “un fracaso en todas las líneas, sin nada para ofrecer a la historia”. Nadie va a reivindicar el gobierno de Cambiemos en el futuro, como sí se valora hoy al de Alfonsín, o como algunos pueden rescatar los primeros años de Menem (se señala el disciplinamiento de las Fuerzas Armadas al poder civil, o los diez años de estabilidad monetaria, haciendo la salvedad de sus ulteriores efectos). También los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández dejan periodos de fuerte crecimiento, la recuperación de amplios márgenes de soberanía económica, la expansión de la esfera de los derechos sociales, y las políticas de derechos humanos. El derrumbe de Cambiemos tiene que ver, también, con esa imposibilidad de ofrecer un legado rescatable para la historia. “La Caída, de la ilusión al derrumbe de Cambiemos”, es un libro más que necesario para comprender los caminos sin salida que la derecha política, social y cultural le proponen a nuestra sociedad.