Marea Editorial

¿El Trump argentino?

Quién es Javier “el León” Milei.

Moisés era un gran líder, pero no sabía divulgar —dice, y se le empieza a quebrar la voz y a mojar los ojos. —Entonces, Dios le mandó a Aaron para que divulgara. Kari es Moisés. Y yo soy el que divulga. 

Milei termina la frase y se quiebra en llanto. Está, una vez más, en un estudio de televisión, pero muchas cosas cambiaron desde la época en la que se le trababan las palabras en Hora Clave y en la que hacía pasos de comedia con Fantino. Ahora, tiene un espacio político que respalda su candidatura a presidente. Y, mientras las lágrimas caen por su cara, recibe la contención de Viviana Canosa.

Ella es su interlocutora preferida, el mismo lugar que antes ocupaba el conductor de América. Pero Canosa está más a tono con la nueva versión del economista. Si en su faceta de aparición y crecimiento mediático el libertario necesitaba alguien que pudiera dejarle las entrevistas servidas y que le tirara preguntas sencillas para que él pudiera lucirse, ahora el público (el votante) quiere más. Pide más.

Canosa es la compañera ideal. Toma dióxido de cloro desde una botella en el prime time, un líquido químico y peligroso que ella promociona como una supuesta cura contra el covid, milita contra las vacunas y recomienda no usar barbijo en plena cuarentena, echa entrevistados por no compartir sus ideas, hace juicios millonarios contra los periodistas que la critican e insulta, cada vez que tiene un micrófono adelante, a todos los políticos del peronismo. Como Milei, que trabajó para el sciolismo, para Bussi, y que fue empujado en los medios por uno de los empresarios más grandes del país, ella no tiene problemas en borrar con el codo lo que hizo con la mano. De la abierta campaña de Canosa a favor de Alberto Fernández en el 2019, ya no queda nada. En aquel año fue quien más veces lo entrevistó de todos los periodistas del país.

En cada nota con el futuro presidente Canosa procuraba mostrarlo como alguien canchero y capaz. “Amo a Dylan”, “quiero decir a esta cámara que me escondieron la guitarra de Alberto, quiero que sepan que algo voy a hacer”, “sé que me contestás desde el corazón”, “la mayoría de los argentinos vamos a colaborar con todo lo que podamos”, “entiendo cuando te la agarrás con una parte de la prensa que pregunta de manera ordinaria”, “se nota que no te quedás con nada atragantado”, “no sos políticamente correcto”, “es muy importante aclarar que vos no tenés ninguna causa por corrupción y que sos el único de los candidatos que no está hecho con la plata”, “en la foto tuya con la CGT parecía una competencia de panzas, salvo por vos que no tenés”, “sos un romántico, me encanta”, “¿qué canción me dedicarías?”, le decía en las entrevistas, mientras sonreía con picardía y le festejaba cada ocurrencia con una risa exagerada.

Canosa también cubrió, por todo el país, aquella campaña. Fue a los actos del peronismo en Tucumán y de Rosario, desde donde dijo al aire que el evento era “impresionante” y luego posó para las selfies con varios referentes K. Uno de ellos, era el periodista Ezequiel Guazzora, que el día de las elecciones generales, el 27 de octubre, la ayudaría a entrar al búnker del Frente de Todos en Chacarita. Desde la primera fila, y sonriente, ella vería cómo Alberto se convertía en Presidente.

Aunque eso no sucedió hace tanto, la buena sintonía de la conductora con Fernández y el Frente de Todos quedó en el pasado. Ahora se pasa cada programa denostando al Presidente y a todos los que lo rodean, con una virulencia explosiva. “La rebeldía hueca”, titula la revista Noticias el fenómeno Canosa, un griterío que mezcla antipolítica con posiciones seudocientíficas y que mide bien en el rating. Es un caso muy parecido al del libertario y hasta parecen tal para cual. Milei, no por casualidad, le ofreció más de una vez ser su compañera de fórmula.

Entre ellos hay química. Cuando la conductora lo entrevista, el libertario baja la guardia. Se sincera. Le habla del afecto por su hermana – “es un ángel, el ser más maravilloso del universo, casi que no es humana”, debe haber diez personas de su calibre espiritual en el mundo–, de Conan –“es el uno del universo”–, de cómo recompuso la relación con sus padres, y también le demuestra cariño. “Te quiero mucho”, le dice.

Con ella es que Milei cuenta algo que suele reservar para la intimidad. Es el paralelismo que hace entre Moisés, con su hermana y el de él mismo con Aarón, el hermano mayor de Moisés, que difundía su palabra. Una curiosidad: en homenaje a esta figura, Karina le puso el nombre a su perro o, como lo llama el libertario, “su sobrino”.

Estas referencias se inscriben en la larga serie de guiños religiosos que viene haciendo el economista, desde que empezó a tener conversaciones con el “número uno”.

Todos los que saben de esas charlas de Milei con Dios no piensan, ni por un segundo, que el diputado esté haciendo un chiste o usando una metáfora cuando se compara con las figuras bíblicas.

* * *

—Muchos liberales tienen, en la percepción objetivista, digamos, o sea, no tendrían pruebas para creer en Dios, por decirlo de alguna manera. En mi caso, yo sí creo en Dios. O sea, y digamos, o sea... y desde mi punto de vista digamos he tenido pruebas de que existe. O sea, con lo cual, digamos, o sea, y es más, o sea, digamos, con lo cual... es lo que yo creo, es problema mío, ¡es mi creencia! Con lo cual, ¿quién es el otro para cuestionar mi creencia? Yo creo en lo que se me da la gana. O sea, ¿no existen pelotudos que creen en el Estado? ¡De hecho Dios es libertario! El universo es anarco-capitalista ¿Sí? Porque si estuviera manejado por un estatista seguramente el universo ya hubiera desaparecido.

El que habla es Milei, en una entrevista del 2018 en la radio El Mundo, que se puede encontrar en internet. Las “pruebas de que existe” ya fueron narradas en este libro, aunque no deja de ser llamativo cómo en esa nota el economista se traba como nunca después de haber mencionado que tenía la certeza empírica de Dios.

Como ya se contó, la verdad sobre su relación con el “número uno” es un tema que Milei no admite porque, en sus palabras, “dirían que estoy loco”. El libertario es astuto y sabe dónde poner el freno. Quizás por eso es que se traba –“o sea, con lo cual, digamos, o sea, y es más, o sea, digamos, con lo cual”– después de la confesión. ¿Se le habrá escapado?

—¿Nos morimos y qué pasa? –le preguntó el periodista Luis Novaresio en uno de sus programas.

—Vamos a encontrarnos con el uno, si hicimos las cosas bien.

—¿El uno existe?

—Sí, el uno existe, sí.

—¿Cómo un tipo tan pragmático como vos cree en algo incomprobable?

—Eso en tu caso. A mí me han pasado cosas muy fuertes, que exceden a toda explicación científica.

Charlas con el “uno” mediante, la religión fue ocupando un lugar cada vez mayor en la mente de Milei. De hecho, en el rodaje de Pandenomics, a fines del 2020, sucedió algo curioso. En ese documental, basado en su libro/plagio (ver capítulo “El rincón del vago”), Milei analiza críticamente la cuarentena y el accionar del Gobierno. Pero en la última escena, pasa algo llamativo, que en el guión jamás se explica y que a ninguno de los otros protagonistas parece llamarle la atención: Karina hace su entrada en el film con dos alas de un ángel en su espalda, y de esa manera transcurren los últimos minutos de la película. La propia hermana contó luego que ese fue un pedido especial que hizo el economista y que insistió mucho con el tema.

Esta presencia de lo religioso se coló también en el discurso de Milei. De hecho, sucede algo que no deja de ser sorprendente para alguien que se autopercibe libertario anarco-capitalista: no hay nadie con peso en la política argentina que le dé tanto lugar a Dios en su relato como Milei.

El economista hace un paralelo entre los textos bíblicos y su particular visión política. Para él, el Banco Central es “el maligno” y el Estado es “su invención”. El socialismo “siempre va a funcionar mal” porque fue inventado “por el Diablo”, y Larreta no es un contrincante político, sino que es “el siniestro”. Esto lo hace no solo en público, sino también en las reuniones privadas con su equipo de campaña. Su discurso religioso no es para nada impostado: Milei razona así. “Yo solo le temo a Dios”, es una reflexión que suele compartir.

El libertario no solo se compara a sí mismo con figuras bíblicas, sino que también hace un paralelo entre los textos sagrados y sus acciones. “Cuando yo empecé a regalar mi dieta, hice lo mismo que hizo Moisés cuando levantó los brazos y mandó la novena plaga a Egipto. De un lado, el pueblo judío quedó iluminado, y del otro, los egipcios envueltos en la oscuridad”, dijo, en referencia al sueldo de diputado que sortea. “La victoria en el combate no depende de la cantidad de las tropas, sino de la fuerza que viene del Cielo”, es otra cita que suele usar en sus actos, que viene del Primer Libro de los Macabeos, del Antiguo Testamento.

El economista está embarcado en una búsqueda espiritual. De hecho, tuvo en ese sentido un giro, que le llamó la atención a quienes lo conocieron de otra época. Es que a pesar de que es cristiano de formación, desde que se lanzó a la arena política empezó a contar que estudia La Torá, el texto sagrado del pueblo judío. Dice que está pensando en convertirse al judaísmo. Y que cuando deje la política y se jubile quiere pasar lo que le quede de vida profundizando esta lectura.

El que tiene mucho que ver en esta nueva aventura es el rabino Axel Wahnish. Él es integrante de la Comunidad Marroquí Judeo Argentina, y trabaja en un centro religioso en Palermo. Con Milei  se conocieron de casualidad en la etapa del libertario como político, y desde entonces se ven una vez por quincena. También mantienen una comunicación cotidiana. El rabino, de hecho, le manda a diario pasajes de La Torá por Whatsapp para que estudie, y además le sugiere temas para reflexionar. En La Libertad Avanza algunos miran con recelo a Wahnish: sugieren que hace mucho más que solo pelotear temas religiosos y que más de una vez asesoró al diputado con asuntos de la campaña.

 

☛ Título: El loco

☛ Autor: Juan Luis González

☛ Editorial: Planeta
 

Datos del autor

Es periodista de política en la revista Noticias, conductor en FM Milenium y profesor en la Escuela de Periodismo de Perfil. 

Antes pasó por la AM 750, Radio Provincia y colaboró con el sitio Red/Acción y la Editorial Planeta. Ganó un premio Adepa por una entrevista a la “Liebre” Gómez, el comisario de Pinamar que liberó la zona para el asesinato de José Luis Cabezas.

 

 

Históricamente y hasta el nacimiento del PRO, luego de la crisis de 2001, la historia argentina del siglo xx se había caracterizado por la ausencia de un partido conservador de masas. Por lo tanto, las ideas de este tipo habían estado vinculadas a los grupos militares, que las llevaban a la práctica a través de golpes de Estado.

Durante la década de 1920, el fascismo encontró simpatizantes en la decepción de los sectores populares, y se expresó en una línea dirigida por el Ejército y la Iglesia, basada en Charles Maurras, Benito Mussolini y los principios de la hispanidad de Ramiro de Maetzu.

En estos grupos, la tradición nacionalista y conservadora estaba vinculada a la católica y contenía una exaltación de la “España profunda”.

El pensamiento filonazi se nutría del rechazo a Gran Bretaña por su dominio económico en el país En Argentina, históricamente las corrientes nacionalistas reivindican la herencia y la tradición hispánica en rechazo a lo foráneo.

Estas ideas derivaron en el primer golpe de 1930 liderado por el militar José Félix Uriburu.

Al interior del régimen militar iniciado en 1976, se identificaban dos tendencias: una nacional-integrista que proyectaba un orden católico conservador contra la izquierda y el peronismo, y otra liberal modernizante que proyectaba una economía abierta a la globalización y consideraba como mejor opción un Estado burocrático autoritario. Esta última vertiente llevaba la delantera, pero sus expectativas de integración al mundo se cayeron cuando apareció la agenda de derechos humanos tan fuerte como la agenda anticomunista por parte de Estados Unidos.

El objetivo de la dictadura era terminar con el modelo “populista” industrial centrado en el mercado interno e integrar al país al mundo capitalista. Se produjo una lucha político ideológica por la orientación de la dictadura entre nacionalistas católicos y liberales conservadores. Pero los tecnócratas liberal conservadores ganaron la partida en línea con la política internacional de derechos humanos promovida por Jimmy Carter.

Se hizo evidente la falta de visión y de proyecto de la dictadura argentina más allá de su afán por destruir violentamente a la izquierda y el “populismo”.

En el contexto de la crisis económica, social y política que vive actualmente la Argentina, el discurso libertario contra el Estado y las regulaciones económicas esgrimido por los políticos y sectores de derecha en Argentina, se ha vuelto más dominante en la cultura y los medios de comunicación.

También, se puede señalar la existencia de un clima antipolítico por el escándalo de Olivos del gobierno de Alberto Fernández. Esta celebración de una fiesta de cumpleaños en el momento de mayores restricciones de la pandemia fue interpretada, por amplios sectores y por los medios de comunicación, como expresión de una “casta privilegiada” ajena a la sociedad, y como manifestación de una dirigencia que se encuentra encima en un proyecto político que se reivindica como popular.

Durante este período se expresó el enojo por la pandemia y la pérdida del poder adquisitivo que emana de una clase media y media baja desvalorizada y que no recibe asistencia estatal.

A su vez, es posible observar la desconfianza entre los jóvenes y buena parte de una sociedad que mira con descrédito a la clase política, lo que ha permitido el crecimiento de figuras como el economista Javier Milei en un contexto de apatía y tristeza. Pero eso coexiste con la polarización entre los dos frentes políticos, Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, que han sido impugnados por el electorado en sucesivas ocasiones.

El establecimiento de la cuarentena reforzó la idea de que es necesaria la lucha por la “libertad” individual como forma de resistencia a las medidas de confinamiento promovidas por el Estado, y esta situación ha sido capitalizada por Juntos por el Cambio y Milei.

En este sentido, cabe señalar la implosión silenciosa de la sociedad en cuarentena, las angustias por el encierro o la precarización de la vida y la capitalización de esta situación por parte de la oposición para castigar al oficialismo.

Durante la pandemia, se produjeron convergencias entre las dos familias del liberalismo conservador y el nacionalismo reaccionario de las derechas en las calles en oposición a las medidas dictadas por el gobierno argentino. 

Esto solo se había dado previamente en los golpes de Estado. La experiencia del kirchnerismo en el Gobierno operó, así, como un factor unificador de distintas tradiciones de derechas.

En las últimas elecciones intermedias, emergió, en la Ciudad de Buenos Aires, el economista Javier Milei y su formación partidaria La Libertad Avanza, que alcanzó el 17% de los votos. Milei ha sido definido como una novedad en el sistema político argentino. Se trata de una expresión que surge en el contexto de un país atravesado por más pobreza, la expansión del narcotráfico y la pérdida del poder adquisitivo de las clases medias. En este contexto, las apelaciones anti clase política pueden tener más éxito.

El economista ha señalado que las cosas que más le gustan son estar con sus cinco mastines ingleses, a quienes llama “hijos”, y compartir tiempo con su hermana. Karina Milei, “el jefe”, como él le dice, desempeña, junto a Carlos Kikuchi (ex asesor de prensa de Domingo Cavallo), un papel clave en el armado de su campaña, que parece orientarse a alianzas con partidos de derecha autoritaria, como los Bussi en Tucumán.

El economista mantiene una relación de dependencia afectiva con su hermana frente a una difícil situación familiar, aspecto destacado por el dirigente que ha sido cercano a Milei, Carlos Maslatón. “Yo soy los oídos de Javier, él habla y yo sé lo que quiere. Nadie lo conoce como yo”, ha dicho su hermana, a quien Milei postula como primera dama en caso de llegar a la presidencia.

Si bien Milei ha sido señalado como una tendencia restringida al Área Metropolitana de Buenos Aire (AMBA), heredera de la Unión del Centro Democrático (UCEDE) y del dirigente liberal conservador Álvaro Alsogaray, su potencial en las encuestas ha mostrado un crecimiento exponencial. En general, los procesos donde la derecha radical llega al poder prevalecen en el interior de estos países, donde predominan valores más conservadores, como ha sucedido en Polonia, Hungría, Estados Unidos y Brasil. Sin embargo, el fuerte arraigo que conservan el peronismo y el radicalismo en las provincias, afincados en la mayoría de las gobernaciones, pareciera bloquear por lo menos parcialmente ese camino.

Milei trabajaba para la Corporación América, un conglomerado que se destaca en la industria aeroportuaria y otros rubros, y cuyo presidente es uno de los empresarios más ricos de la Argentina, Eduardo Eurnekian. Detrás de la figura del economista, de forma solapada, parece estar la agenda de empresarios que financian esta ideología de libre mercado.

Milei aparece en programas del grupo América “como Intratables–, al cual pertenece Eurnekian, y divulga un mensaje ultraneoliberal.

Comenzó a hacerse conocido como economista en distintos medios debido a su estilo histriónico, agresivo y provocador. También, por comunicar de forma novedosa y con una importante comunidad de seguidores a través de las redes sociales. En sus actos de campaña, Milei se presenta como un “león” que viene a despertar a un “rebaño dormido”, usando la canción “Panic Show” de la banda de rock La Renga.

Por esto se hace popular y famoso, simpático a mucha gente, porque insulta a la clase política, prometiendo una venganza contra los “culpables” y no por sus ideas políticas. “Yo no sé nada de política y no me interesa la política”, señalaba Milei tiempo atrás. Él se interesaba en las cuestiones económicas. El arrastre popular es por la forma en que dice las cosas, porque ataca a la clase dirigente, y defiende la idea de que “los políticos son una casta”. Luego, formó una alianza con el economista liberal José Luis Espert. Ambos pasaron por el estudio del economista Miguel

Ángel Broda. Milei se define como “minarquista” y “anarco-capitalista”. En este sentido, diferencia sus ideas de las del ex presidente Macri, a quien denomina como un “liberal clásico”.

Al igual que Vox, el “llamado” de Milei a intervenir en política obedece al sentimiento de una amenaza. Se debe a que, en palabras del propio economista, “la batalla cultural estaba en jaque”. Fue precisamente en la pandemia, cuando Milei ve la oportunidad para pasar de panelista televisivo en defensa del liberalismo económico a la política. En el Festival Viva 21, de

Vox, Milei señaló que:

Siempre me voy a sentir cómodo entre aquellos que defienden la libertad frente a todas las amenazas que se ciernen sobre ella. Como ustedes sabrán, soy firmante de la Carta de Madrid, una iniciativa en favor de las libertades y del Estado de Derecho y contra el comunismo que nos azota, tanto aquí en Argentina, como en el resto de los países de la Iberosfera. Los animo a que continúen dando esta batalla y a que defiendan la libertad en esa España unida, con sus tradiciones y su folklore y a que pronuncien conmigo: ¡Viva la libertad, carajo!
 

☛ Título: La reconquista autoritaria

☛ Autor: Ariel Goldstein

☛ Editorial: Marea
 

Datos del autor

Ariel Goldstein es doctor en Ciencias Sociales por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e investigador asistente del CONICET en el Instituto deEstudios de América Latina y el Caribe. 

Ha sido profesor del posgrado en Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) y actualmente es docente de la cátedra Política Latinoamericana de la carrera de Ciencia Política. Ha brindado conferencias en universidades de Brasil y realizado estancias de investigación en elDepartamento de Ciencia Política de la Universidad de San Pablo.

Participa en proyectos UBACYT como investigador formado, y del proyecto internacional delCNPQ de Brasil: “Imprensa e circulação de ideias: o papel dos periódicos nos séculosXIX e XX”.