"En el siglo pasado, los grupos religiosos pensaban a la política como algo banal en lo que no tenían que involucrarse. Con el surgimiento del pentecostalismo y el neopentecostalismo, que son una renovación carismática de la religión y tienen todo esto de hablar en lenguas, la curación divina, la creencia en los demonios, y la teología de la prosperidad, que dice que el fiel tiene que donar una parte de sus ingresos a la Iglesia para que eso redunde en su vida como emprendedor y hombre de éxito".
"Las iglesias crecen territorialmente en aquellos lugares donde el Estado está corrompido y es ineficiente. Muchas iglesias se organizan en torno a la problemática del territorio como drogadicción, alcoholismo y violencia doméstica. Después, esa territorialidad que tienen llevan a que compren espacio en los medios o, después como en Brasil o Estados Unidos, tienen sus propios medios. Así van avanzando en la política con una lógica también económica porque muchas de esas iglesias funcionan como empresas económicas".