La legisladora porteña y militante por los derechos humanos, Victoria Montenegro, decidió, luego de convertirse en abuela, que había llegado el momento de dar a luz un relato ordenado sobre su propia historia como niña apropiada durante la última dictadura cívico militar y que recuperó su verdadera identidad en democracia.
Publicado por editorial Marea, “Hasta ser Victoria” es un libro autobiográfico en el que Montenegro enumera el doloroso proceso que le permitió conocer su identidad y emprender “un camino liberador” hacia la Memoria, la Verdad y la Justicia.
“El nacimiento de mi nieto, Noah, hace como un año y medio me llevó a ordenar mi historia y a dimensionar todo lo que había vivido. Sentí que era una parte de un recorrido que debía contar y salir a la luz ahora, cuando se cumplen 20 años de que me encontraron para empezar a recuperar mi identidad”, señaló Montenegro en diálogo con Télam.
El 13 de febrero de 1976, cuando tenía apenas 13 días de vida, Victoria fue secuestrada junto a sus padres, Roque Orlando Montenegro e Hilda Torres –militantes del ERP-, en una casa de la localidad de William Morris, por un grupo de tareas al mando del coronel Herman Antonio Tetzlaff, quien terminaría siendo su apropiador.
Tetzlaff actuó como represor en el centro clandestino de detención conocido como “El Vesubio”, y crió a Victoria bajo el nombre de María Sol, junto con su esposa y cómplice de la apropiación, María del Carmen Eduardes.
En este trabajo se repasan los años que Montenegro vivió como Marisol en el complejo de Lugano I y II y de su infancia junto a otro niño apropiado que también llegaría a recuperar su identidad, Horacio Pietragalla Corti, quien también fue apropiado por Tetzlaff y entregado a una empleada doméstica que le dio el nombre de César Castillo.
“Con Horacio compartimos la infancia y las dudas sobre nuestras identidades. Tuvimos un distanciamiento y luego nos reencontramos militando en Abuelas", relató.
En el inicio del libro, Victoria, entonces María Sol, se recuerda festejando el Oscar a la película argentina "La Historia Oficial", como “si hubiera sido un gol de Boca”, y a su apropiador diciéndole: “Vos no entendés nada”.
“Esa película la vi recién el año pasado. Esa escena la conté porque era parte de la historia y del vínculo contradictorio y complejo que vivimos con mis apropiadores cuando creíamos que éramos una familia”, indica la legisladora del Frente de Todos que hoy preside la Comisión de Derechos Humanos de la Legislatura porteña.
La causa judicial por la recuperación de Victoria se inició en 1984 con una denuncia presentada por su familia biológica con el amparo de Abuelas de Plaza de Mayo, que realizó indagaciones para identificar a Tetzlaff como posible apropiador.
Cuatro años más tarde, en el juzgado Número 1 de San Isidro a cargo del juez Roberto Marquevich se inició una acción tendiente a conformar el vínculo que siempre estuvo dilatado por los permanentes cambios de domicilio que llevaba a cabo la pareja apropiadora.
“Siempre valoré el trabajo del juez en esos años difíciles que me acompañaron a conocer mi identidad”, recuerda Victoria en un tramo de la charla.
En el relato, se repasan varias escenas de la vida familiar de un padre que educaba a una hija bajo la ideología del terrorismo de Estado y contaba anécdotas de sus acciones como agente del terrorismo de Estado.
Montenegro se remite también a su historia como un el relato de una resistencia que le permitió asumir que no había amor en el vínculo con su apropiador, quien supo decirle que había matado a sus padres biológicos.
“Escribir esta historia es una forma de dar un anclaje a todo un proceso. Pienso además que, como dirigente política, tengo la responsabilidad de dar testimonio para que esto permita que otros chicos que fueron apropiados puedan recuperar sus historias”, remarca la legisladora.