Marea Editorial

Hoy podemos escribir otros Nunca Más con la memoria LGBT

Entrevista a Matías Máximo, periodista y autor del libro "El Nunca más de las locas. Resistencia y deseo en la última dictadura".

La dictadura cívico-militar dejó marcas dolorosas y profundas para la Argentina. Si bien se conocen las violencias que padecieron las personas LGBT+ en el Terrorismo de Estado, salvo casos aislados, la persecución, tortura, secuestro y desapariciones que sufrieron gays, lesbianas, trans y travestis no forma parte de registros oficiales ni está relatada en los libros sobre este tramo de la historia.

“Los 40 años de democracia con algunos derechos conseguidos, nos da posibilidad de empezar a meter nuestras historias dentro de la construcción de la historia para ganar otras subjetividades que nos permitan existencias más libres”, afirma a Agencia Presentes el periodista Matías Máximo, autor del libro El Nunca más de las locas. Resistencia y deseo en la última dictadura.

El libro fue editado por Marea Editorial dentro de la colección Historia Urgente. Sale a la luz este año cuando se cumplen cuatro décadas de democracia ininterrumpida en la Argentina. Cuenta las historias de secuestros y desapariciones sufridas por la comunidad LGBT durante ese período y las contrasta con sus formas de construir memoria y resistencia.

“Hay un dicho que dice que la historia la escriben los que ganan. Es claro que por muchos años no fuimos los que ganaban. Fuimos una cadena de persecuciones, de violencias, de destrucciones tanto del aparato terrorista del Estado como de parte de la sociedad civil y de la Iglesia”, explica Máximo.

Contar la dictadura

-¿Con qué complejidades te encontraste a la hora de escribir este libro?

-Vengo trabajando el tema desde hace más o menos diez años, desde que hice la primera nota donde se vincula la diversidad sexual con ese período de la última dictadura. Cada capítulo del libro hace foco en un tema específico. Una de las complejidades fue darle un gran tiempo de escucha a esas personas que son sobrevivientes y hoy tienen entre 60 y 70 años. No fueron entrevistas, fueron más bien conversaciones, encuentros en donde se pasó desde lo feo hasta lo lindo. Uno de los propósitos fue hablar también del deseo. No sólo de reconstruir la historia desde una perspectiva de la heteronorma, de hacer una pornografía del dolor. La búsqueda fue también reconstruir otras formas posibles de hacer memoria, donde el deseo y la resistencia tengan un espacio.