Por Cristina Armunia Berges
El aborto no fue ley en Argentina este verano, pero en menos de dos meses las mujeres argentinas volverán a intentarlo. Poco tiempo les separan de aquella fatídica mañana en la que, tras horas de debate dentro de la Cámara y de vigilia en las calles adyacentes, el Senado tumbó por 38 votos frente a 31 el séptimo intento de legalizar la ley del aborto. Argentina estaba llamado a ser el país pionero de un continente que castiga hasta con penas de cárcel a las mujeres que se someten a un aborto. Relegadas a la clandestinidad, al peligro que eso supone y, en definitiva, a no poder decidir sobre su cuerpo, las feministas se preparan para iniciar por octava vez en su historia el proceso legislativo dentro de una sociedad que, hasta hace muy poco, consideraba el aborto un auténtico tabú.
En estos momentos, Campaña Nacional por el Derecho al Aborto está ultimando la redacción de un proyecto de ley que será muy parecido al anterior. "Se va a tomar como base la media sanción y lo que se conquistó hasta ahora", explica en la redacción de eldiario.es María Florencia Alcaraz, activista del colectivo Ni Una Menos y periodista feminista que ha participado estos días en unas jornadas sobre ciberactivismo feminista organizadas por Oxfam Intermon.
"La estrategia no se ha dado a conocer, pero sí que es probable que se presente en marzo, cerca del paro internacional de mujeres", explica Alcaraz, que cree además que la movilización en su país y en toda América Latina en general es ahora mucho más necesaria que hace un año. La llegada de Bolsonaro al poder es un reflejo, considera, de cómo la ultraderecha más reaccionaria avanza allí y en Europa.
"Bolsonaro allí, Vox acá... en América Latina yo creo que Bolsonaro es un antes y un después. Pero hay que leer los hechos históricos de manera más amplia y pensar en el golpe a Honduras, en el no a la paz de Colombia o en el Gobierno de derechas que tenemos en Argentina", enumera. Reconoce que el revés de verano todavía escuece, pero que la lucha continua no solo por las mujeres argentinas sino por las que viven en toda Latinoamérica. "Lo de Bolsonaro es dramático y preocupante, no solo para Brasil sino para toda la región. Hay una reacción neomachista contra la fuerza feminista internacional".
El feminismo se pregunta desde agosto qué hubiera pasado si Argentina hubiera legalizado el aborto. "Estoy totalmente convencida de que el aborto no fue ley en Argentina porque entonces hubiera sido legal en toda América Latina", dice con el gesto que se dibuja cuando te invade la frustración. Alcaraz cree que mucha gente ni siquiera pensaba que la Cámara de los Diputados fuese a aprobar el proyecto de ley y que eso fue precisamente lo que más encendió en la red a los grupos ultracatólicos. "Ahí pusieron toda la fuerza, levantaron un muro. El Senado para nosotras fue horrible. Circular con el pañuelo verde en el Senado no se podía, nos lo quitaban".
Hace muy poco, en la provincia de Jujuy se produjo un caso escalofriante. "Una niña de doce años que había sido violada y que tenía un embarazo muy avanzado fue obligada a interrumpir su embarazo a través de una cesárea [para intentar salvar la vida del feto], le dijeron que eso sería un aborto legal y en realidad no lo era". La ultraderecha trató de hacerse con el espacio virtual y con el discurso en redes bautizando el feto con el nombre de 'Esperanza'.
El debate de lo que significaba la palabra vida se trasladó a la red y las activistas feministas reaccionaron haciendo una campaña digital con la que lograron que #abortolegalesvida se mantuviera durante doce horas como trending topic. "Esa fue nuestra primera conquista después de agosto".
Alcaraz asegura que hacerse con el espacio virtual es tan importante como hacerse con las calles. "Siempre se ha menospreciado el espacio virtual como algo frívolo, pero creo que es un espacio más. Así como ocupamos el espacio callejero con una marcha, tenemos que llegar a las redes. Por eso ahora las activistas feministas estamos recibiendo tanta violencia digital", concluye.
El 8-M se acerca y Argentina se empieza ataviar de verde. Quizá a la octava sea la vencida.