Marea Editorial

Memoria de la pandemia desde adentro

Dos médicos que trabajan en el conurbano bonaerense fueron retratando en fotografías y pequeños textos lo peor de la crisis sanitaria.

Para no ser números. Para dejar testimonio de tiempos excepcionales. Para mostrar desde adentro la respuesta desesperada del sistema sanitario ante el covid. Eso dicen los médicos José María Malvido y Eugenia Traverso Vior que los movió a abrir una cuenta conjunta en Instagram durante 2020 en la que fueron posteando fotografías y crónicas desde las entrañas de la pandemia.

Ambos se desempeñan en el Hospital Balestrini de La Matanza y, desde hace dos años, le toman el pulso al dolor, la desesperación y la muerte por coronavirus. “Sentí una necesidad muy fuerte de socializar las historias que son individuales, pero también colectivas. Hablan de sufrimiento, del miedo y cansancio, pero también de esperanza, empatía, sensibilidad y compañerismo”, dice ella en diálogo con Ñ.

La experiencia fue acumulando en la cuenta @detrasdelosbarbijos de esa red social en la que fueron componiendo un relato que ya acumula 423 posteos, entre retratos y narraciones.

Con el tiempo, a las crónica de Malvido, que es jefe de la Unidad de Infectología y Control de Infecciones de ese hospital, y las fotos de Traverso Vior, médica internista, se sumaron los artículos de la periodista Celeste del Bianco, que recorrió el país para saber cómo se vivía la pandemia. El resultado, ahora, es la edición de ese material como libro.
 

Postales del drama

Una de las fotos captura la desesperación de un especialista, encerrado en su traje de protección, derrumbado en un pasillo. “Esta pandemia produjo grandes desequilibrios emocionales en el mundo. En lo personal, yo soy otra. La pandemia me cambió. El sentimiento de frustración que me generaba atender pacientes que evolucionaban mal, el estar más cerca de la muerte de lo que nunca había estado. Estoy mucho más sensible y frágil. Duermo peor de lo que dormía antes. Envejecí mucho. Se habla mucho de las secuelas físicas que nos deja la infección por covid, pero poco se habla de las secuelas emocionales”, reconoce la médica Traverso Vior.

Varios clicks después, una fotografía captura ese preciso instante en el que una vida nace. Malvido apunta dos aspectos que encuentra positivos: “Creo que la pandemia nos deja como aprendizaje lo necesaria que es la salud pública. La segunda creo que fue la necesidad de trabajar en red y la importancia desde el primero al último eslabón. Pero los problemas como el pluriempleo o los bajos salarios persisten, con lo cual es una red que contiene cuando todo se pone difícil, pero que no afloja en otro aspecto, porque no hay reconocimiento. Esa también es una enseñanza que deberían tener las estructuras del Estado: darse cuenta que la salud pública funciona”.

 

La mano ocupa el primer plano. Detrás, el médico se cubre, capa sobre capa, antes de comenzar su jornada. La médica hace anotaciones en la columna de las frustraciones: “Me indignaba bastante la opinionitis de algunas personas que no tenían idea de lo que pasaba en los pasillos de los hospitales. Me indignaba que el caos colectivo impactara en nuestro trato. Me indignaba ver que mucho personal de salud se quedaba en sus casas con licencias médicas por cuadros de salud no severos, mientras otros, también con comorbilidades, trabajábamos todos los días y muchas más horas. No entendía como alguien que había hecho un juramento hipocrático se quedara en su casa mientras la sociedad lo necesitaba trabajando”.

En diálogo con Ñ, José María Malvido hace una evaluación del presente: “Hoy la situación nos muestra un pico de alta demanda pero de pacientes ambulatorios. Eso demuestra que las vacunas sirven. Ahora entra a jugar una nueva situación cómo tratamos a los pacientes ambulatorios. ¿Cómo damos respuestas a una situación que ya es un problema general en nuestra salud pública: la atención de pacientes ambulatorios que viven siendo expulsados con turnos inexistentes por las demoras exageradas?”.

Dice la periodista Del Bianco que es necesario que se ponga luz sobre lo que se vivió y se vive en los centros de salud “para tomar conciencia porque si no todo queda resumido a cifras y datos duros que deshumanizan la pandemia”. Un libro y una cuenta de Instagram han construido un testimonio humano e inusual de esos tiempos.