Marea Editorial

Reivindicando la vanguardia femenina en el rock nacional

Frente al marcado interés que ha despertado “El amor después del amor”, serie biográfica que vuelve sobre los orígenes de Fito Paéz, desde su niñez hasta inicios de los 90, Las12 se sube al revival para recordar a las artistas que, en esos años y a contracorriente, fueron parte de una escena incipiente. Nombres tan indispensables como Gabriela, María Rosa Yorio, Carola, Celeste Carballo, Patricia Sosa, Fabiana Cantilo, las Bay Biscuits, Viuda e Hijas de Roque Enroll, Divina Gloria, Claudia Puyó, entre otras referentes.

Los conciertos sold out por los 30 años de El amor después del amor, volumen esencial en la discografía de Fito Paéz, y la homónima, súper vista serie biográfica acerca del músico rosarino, parecen indicar que una ola de nostalgia anda rondando, que el revival está a la orden del día. Mucho se ha escrito sobre la tira -estrenada en Netflix y basada en su libro de memorias Infancia y juventud- que vuelve sobre la niñez de Rodolfo, su adolescencia durante la dictadura, y sigue los pasos que van forjando al célebre artista hasta la consagración más absoluta mediante el citado álbum, hace ya tres décadas. Revelando en ese mientras tanto cómo era el detrás de escena de un mundillo con bastantes más héroes que heroínas… Porque a las mujeres les costó, y mucho, abrirse camino en el rock argentino. Razón por la cual bien vale recordar quiénes fueron algunas de las músicas que, en el período que recupera la serie y un poquito antes, se animaron a componer melodías, a calzarse el bajo o la guitarra, a pararse frente al micrófono…

Capítulo uno

Gabriela

Armar genealogías puede dar lugar a equívocos, pero ese no sería el caso si se señala, entre las pioneras del rock nacional, a Gabriela. Así, a secas: Gabriela. Mayormente conocida por canciones como “Campesina del sol” o “Voy a dejar esta casa, papá”, ella tocó en escenarios legendarios como BA Rock y el Acusticazo, además de lanzar un homónimo primer álbum solista en el ’72, acompañada por notable banda: Edelmiro Molinari, su pareja en aquel entonces, en guitarra; David Lebón en bajo; Oscar Moro en batería. “En la tapa del disco, en blanco y negro, Gabriela aparece arriba de un caballo oscuro manchado de blanco en la frente. Es una imagen oscura, de una campesina en movimiento, yéndose…”, anota la periodista Romina Zanellato en su libro Brilla la luz para ellas (Editorial Marea, 2020), exhaustiva investigación que recupera la historia de las mujeres en el rock argentino desde la década del 60 hasta nuestros días.

La primera rockera, dirá RZ, es Gabriela, que asimismo confirma su status mítico en las numerosas interviús que le han hecho estos últimos meses a raíz de Las mil vidas de Gabriela, autobiografía donde relata con pelos y señales cómo se hizo hueco en el mundillo, entre otros capítulos. Surtió efecto averiguar la dirección del manager de Almendra, Anibal Gruart, y, bien lanzada, presentarse con la guitarra para tocarle unos temas. Ya luego, el legendario toque en BA Rock, su primer disco, y todavía más tarde, tropecientas peripecias, no solo musicales, en París y Los Ángeles, por citar apenas algunas de las geografías que conoció, donde tuvo muy variados oficios: azafata, obrera de fábrica, empleada de limpieza… También artista, sobra decir, que seguiría sacando álbumes, experimentando con otros estilos en Ubalé (1981), Friendship (1983), y siguen los discos.