Marea Editorial

Un thriller fantástico alrededor de Santucho

La santidad de los luchadores sociales es el tema de la nueva novela de Marcos Rosenzvaig, quien cuenta la aventura de un taxista con poderes parapsicológico que domina el tiempo, don que le permite viajar, por ejemplo, a los años oscuros de la Argentina, donde existe un culto popular a Roberto Mario Santucho, líder del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). ¿Existirá alguna magia para convertir a la Argentina al socialismo?

Yo San Tucho, por Marcos Rosenzvaig (2023). Un libro de Marea Editorial

Marcos Rosenzvaig vuelve sobre la historia. Y esta vez lo hace para introducirse en la cabeza de un taxista –explorador de los fenómenos parapsicológicos, la teoría del anacronismo y la presencia de la santidad unida al marxismo– que vive fanatizado con la figura de Roberto Mario Santucho, líder del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). La novela recrea, a través de los ojos del chofer Julio López, el derrotero de la vida de Santucho y la intensa y oscura Argentina de los años 70.

En un presente impreciso, López busca el cuerpo de Santucho, asesinado por un grupo de tareas durante un enfrentamiento en su departamento de Villa Martelli y posteriormente desaparecido.

Mi cuerpo se tensiona al máximo y un hilo de aire penetra. Sufro lo que antecede al fenómeno de la precognición y la clarividencia. Una metralla de imágenes que anticipan el futuro, lo siniestro, lo que está por suceder, el pasado. Ambas fronteras en un estado alterado.
Estalla la lámpara del ascensor. Los vidrios caen al suelo.
A oscuras lucho por el oxígeno. Entre la vida y la muerte, revivo en mi mente las heridas en mi cuerpo. Una aguja se introduce en mi cabeza y no puedo gritar para no alarmar al edificio, para evitar los controles de los militares y del portero. El padecimiento de fenómenos inexplicables, como el sonambulismo, los viajes chamánicos y las comunicaciones mediúmnicas, me llevó al estudio de la parapsicología. Son viajes secretos.

Rosenzvaig nos invita a descender a los sótanos de Campo de Mayo, transformados en bacanales en los que se celebra la muerte, y nos hace viajar a Santiago del Estero donde crece el culto popular a San Tucho. Con pluma versátil, el autor navega entre un tono realista que no elude el rigor histórico y un clima onírico expresionista, que evoca la pintura del tucumano Ezequiel Linares e incluso las obras de Carlos Alonso inspiradas en El matadero de Esteban Echeverría y El infierno de Dante Alighieri.

Absteniéndose de todo maniqueísmo, Yo San Tucho aborda la historia reciente como un espacio de reflexión e imaginación que posibilita repensarla.

Me convierto en un preso político escapado de la cárcel que acaba de secuestrar un barco, como ese grupo guerrillero que secuestró un avión y escapó a Chile. (…) Tengo poderes para convertir esta ciudad en un paraíso socialista. (…) Mi dictadura sangrienta legitima cortar manos a ladrones. La gente goza con la sangre de los poderosos, con la sangre de los ladrones; no se animan a revelarlo públicamente por pura hipocresía, pero finalmente el pueblo sale a la calle y corea mi nombre: ¡SAN TUCHO! ¡SAN-TUCHO! ¡SAN-TUCHO!