Marea Editorial

“Estos mandatos de silencio atraviesan a hijos e hijas, a nietos, nietas y otros parentescos”

Analía Kalinec es hija de un genocida condenado por delitos de lesa humanidad. Confrontó a su padre y creó, junto a otros familiares de represores, el colectivo Historias Desobedientes, que cumple dos años. Un libro contiene dieciocho historias de integrantes del grupo.

Por Luciana Mateo
Corresponsal en La Plata
@LucianaMateo

Cuando era muy chica, Analía Kalinec escuchaba con atención un cuento que su papá le repetía una y otra vez: era la historia de “Colita de Algodón”, un conejito que, por desobedecer a su madre, se cayó y se lastimó.

La fábula –supone ella- se la debe haber contado su abuela a su padre. Así, sería transmitida de generación en generación, como los tabúes familiares, como los mandatos.
Pero Analía -hoy de 39 años, docente y psicóloga de la UBA, hija del genocida Eduardo Kalinec, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad- eligió en cambio no contar ese cuento a sus hijos.

Eligió, además, cuestionar al padre, desobedecerlo y confrontarlo.

El 25 de mayo de 2017 Analía fundó, junto a otras 5 personas, el colectivo Historias Desobedientes, una agrupación que en principio convocó a hijos e hijas pero que de a poco fue sumando a nietos, nietas y otros familiares de represores que cometieron crímenes durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983).

El abrazo inicial –fundante- se había producido dos semanas atrás, en la multitudinaria marcha a Plaza de Mayo para protestar contra el intento de la Corte Suprema de la Nación de aplicar el beneficio del 2×1 a presos por delitos de lesa humanidad.

Allí, seguramente, varios se habrían cruzado sin conocerse.

Ése –señala Analía- “fue el punto de inflexión”, pero el proceso se había iniciado antes, con la asunción de “este gobierno que viene con declaraciones negacionistas y con políticas públicas que van en detrimento del presupuesto a los sitios de memoria”.

Entrevistada por LA CAPITAL, cuenta que “con Liliana Furió –otra de las integrantes del Colectivo- ya nos conocíamos. Luego vimos una nota publicada en la revista Anfibia –‘Marché contra mi padre genocida’, sobre Mariana, la hija de Miguel Etchecolatz-, que tuvo muchísimos comentarios y posteos en las redes sociales, entonces con Liliana nos vimos en la tarea de convocar al resto de los hijos e hijas a una primer reunión, que finalmente se concretó el 25 de mayo de 2017”.

Claro posicionamiento político

La emoción del encuentro dio paso al deseo de salir al ámbito público con un posicionamiento político firme y concreto.

Así, decidieron que la primera manifestación pública sería pocos días después, el 3 de junio en la ya tradicional marcha del ‘Ni Una Menos’.

“A partir de allí modificamos la pertenencia y nos referenciamos con que Historias Desobedientes son familiares de genocidas, en un campo mucho más amplio, porque entendemos que estos mandatos de silencio y esta vergüenza atraviesan a los hijos e hijas pero también a los nietos, nietas y otros parentescos cuando el tema no se trata”, dice Analía.

Parte del trabajo de este Colectivo se materializó el año pasado en ‘Escritos desobedientes. Historias de hijas, hijos y familiares de genocidas por la memoria, la verdad y la justicia’ (Marea Editorial), un libro que reúne textos de 18 autores redactados antes y durante la creación de la agrupación y que se expresa en los más variados géneros literarios: desde posteos en Facebook hasta fragmentos de novelas inéditas, pasando por cartas, ensayos y poesías.

El padre y la reapertura de los juicios

Eduardo Emilio Kalinec –alias ‘Dr. K’- fue condenado en 2010 a prisión perpetua por secuestros, torturas y homicidios cometidos en los centros clandestinos de detención Atlético, Banco y Olimpo que funcionaron durante la dictadura.
Hoy tiene 67 años.
En febrero de este año, desde la cárcel, presentó una demanda contra Analía por ‘indignidad’.
“Es una figura legal que contempla el Código Civil y Comercial para que yo no pueda heredar a mi mamá, que falleció en 2015”, explica ella.
“Más allá de su posición -que no sorprende porque se maneja dentro de la lógica negacionista y de tergiversación de los hechos- lo grave es que mis dos hermanas menores, que son de mi generación, acompañan con su firma este escrito”, agrega.
Analía está convencida de que en su proceso de ruptura familiar fue clave la declaración de “inconstitucionalidad”, en 2005, de las ‘Leyes del Perdón’ –o de la impunidad- por parte de la Corte Suprema y la consiguiente reapertura de los juicios a los militares y sus cómplices civiles.
“En mi vida personal, a mis 25 años, ése fue el primer acercamiento a poder pensar la vinculación de mi papá con la dictadura. Si no, yo jamás lo hubiese ni siquiera sospechado”, asegura.

Quieren declarar contra sus padres

En noviembre de 2017, los integrantes de Historias Desobedientes presentaron un proyecto de Ley en el Congreso nacional para modificar dos artículos del Código Procesal Penal que impiden denunciar o declarar contra un pariente directo.
“Pedimos que esto no sea aplicable cuando se trata de crímenes de lesa humanidad”, dice Analía, y sostiene que “en realidad se podría hacer extensivo a todo orden, pero frente a la urgencia de los juicios y en esta sociedad que sigue buscando la verdad de lo que pasó nos parece gravísimo que se nieguen a tomar estas declaraciones”.
“Pensamos que nuestro testimonio podría eventualmente aportar un granito de arena a la reconstrucción de los hechos”, concluye.

“Nosotres tampoco nos reconciliamos”

Aseguran las y los desobedientes: “Adoptando diversos lenguajes –desde el ensayo a la novela, del manifiesto a la poesía, de la dramaturgia al posteo en las redes sociales-, las y los autores de este libro se confrontan con la dificultad de expresar los sutiles y perversos vínculos entre el genocidio y la familia como núcleo de silenciamiento, sumisión y violencia patriarcal. Estos escritos señalan la dimensión privada y humana de quienes perpetraron los crímenes más atroces en nuestra historia social. Contra los imperativos del silencio y del negacionismo personal, familiar y social, los desobedientes dicen: ‘Nosotres (tampoco) nos reconciliamos’”.