El maestro de periodistas Carlos Ulanovsky recupera una forma de ser, actuar, pensar y trabajar en esos templos laicos que son las redacciones, hoy en vías de extinción. Personajes que, con solo una mirada, un guiño o un silencio, nos avisan que cuando nosotros fuimos ellos ya están de vuelta.
¿Qué es la picardía en el periodismo?, se pregunta Ulanovsky. No es la ventajita, la canchereada, ni la humillación al compañero. Tampoco la operación interesada ni el procedimiento corrupto. Es algo de oficio, olfato, intuición, curiosidad, pero, sobre todo, astucia para romper la solemnidad y dar vuelta una página para llegar al cierre.
El libro recoge historias de medios gráficos donde dejaron su impronta Roberto Arlt, Rogelio García Lupo, María Esther Gilio, Jacobo Timerman, Rodolfo Walsh y otras grandes plumas. Enumera decálogos, apuntes y recomendaciones de Leila Guerriero, Jorge Fernández Díaz, Reynaldo Sietecase, Juan Sasturain y muchos otros. Y recupera, en base a numerosos testimonios y la propia experiencia de Ulanovsky, un sinfín de anécdotas que se resisten a caer en el olvido.
“El periodismo es lindo porque se conoce gente” es un latiguillo de los periodistas en el que mezclan ironía y escepticismo en partes iguales. El autor no se avergüenza de reconocer la excusa del periodismo para ejercer el cholulismo por conocer gente notable. ¿Es profesión, vocación, apostolado, especialidad, macaneo o algo divertido? Tal vez sea un poco de cada cosa, pero un oficio respetable al fin y, a la vez, fascinante. Como la pluma experta del querido Ula y las ilustraciones de Rep que coronan este libro.
Yo creo que la picaresca está en el gen del oficio de periodista. Está en su ADN. Sin la picaresca, el periodista es un empleado administrativo que escribe lindo (en el mejor de los casos). Gracias a ese gen es capaz de escribir sobre cualquier tema que le digan. Le mete la misma pasión a un artículo sobre el funcionamiento de los semáforos como a desarmar la trama de una estafa piramidal a doble página.
Sergio Olguín
Del prólogo al libro.
Mi nombre y apellido completo es Carlos Alberto Ulanovsky Viniarsky, aunque también me conocen como Carlos Ulanovsky, Ula, Uli, Carlitos o Tito. Nací en Buenos Aires, Argentina, en 1943. Soy el padre de dos hijas y el abuelo de nieto y nieta. También hincha de Racing, periodista y escritor, en ese orden. Como periodista me inicié en 1963. Desde entonces trabajé en numerosos medios gráficos de la Argentina y de México en donde viví siete años. Trabajo en radio desde 1972, hasta hoy. Trabajé poco en televisión, durante diez años fui docente de especialidades periodísticas y fui curador de las muestras-homenaje a Niní Marshall, Tato Bores y Les Luthiers. Como escritor publiqué veintiséis libros, varios de ellos con muchas ediciones: fueron investigaciones históricas sobre la radio, diarios y revistas y televisión de nuestro país; análisis del lenguaje cotidiano; biografías; crónicas, ensayos y dos novelas. Este es el libro número veintisiete y el segundo que publico en Marea Editorial. El primero fue Seamos felices mientras estamos aquí (2018), una crónica sobre mi exilio.