1- Lo que se está consolidando al día de hoy, no es ni por lejos "un plan de paz" ni siquiera una hoja de ruta para una solución definitiva del problema palestino. Es un armisticio y cese de fuego. No es menor esa distinción.
2- Trump, en un rol de casi de emperador mundial, termina siendo la única persona que en estos dos años ha podido poner un límite al gobierno israelí. La escena emblemática de esto es el momento filmado y transmitido de Netanyahu pidiendo disculpas al emir de Qatar por el bombardeo que intentó matar al equipo negociador de Hamas.
3- El 7 de octubre del 2023 el gobierno de Israel -sostenido por los sectores más extremistas de colonos y religiosos- logró interrumpir la debacle de su coalición en el poder que cada vez estaba más aislada y repudiada por la mayoría de la población.
4- Las movilizaciones en Europa, la flotilla humanitaria, los miles de pronunciamientos, los intelectuales que han escrito libros, la Corte Penal Internacional, las decenas de informes de organismos prestigiosos, las cada vez más masivas movilizaciones en Israel no solo por los rehenes sino en contra de la guerra, el aniquilamiento de civiles y la ocupación, han creado un clima de urgencia de fin de la campaña militar de destrucción de Gaza.
Pero el único que ha logrado ponerle el límite concreto, desgraciadamente, ha sido Trump, que modificó su posición seguramente por la consolidación del eje Qatar-Egipto-Turquía, tres aliados fundamentales de los Estados Unidos, que empezaron a asumir un rol potente, por el cambio en la opinión pública norteamericana en donde una mayoría, por primera vez según varias encuestas, piensa que Israel estaba yendo muy lejos.
5- Desde un punto de vista de un humanismo básico, el fin de la matanza de palestinos, la vuelta de los rehenes y el ingreso sin restricción de ayuda humanitaria no puede ser cuestionado. La ética acá no admite paladares negros de un fin mas justo. El cese de fuego es festejado entre las ruinas por las víctimas directas de estos dos años: los palestinos de Gaza y los familiares de los rehenes israelíes.
El fin del infierno, por más que sea parcial, por más que no haya garantías, por más que no esté clara la retirada del ejército, por más que no se hable de Cisjordania, por más que no esté claro cómo se va a gestionar el territorio después y por más que los actores políticos que avalan el fin de la guerra son los que han sostenido la destrucción total de Gaza y la vida de gran parte de su población, no hay espacio para estar en contra de que el infierno termine.
6- La política de guerra permanente, que es la estrategia que venía sosteniéndose, implicaba el triunfo de los sectores más reaccionarios de Israel que tienen un programa claro: limpieza étnica, recolonización de Gaza y reconstrucción de la Franja como un polo de negocios. Ese es el programa que encontró límites.
Si hay perdedores en esta tregua son los sectores representados en los ministros israelíes Betzalel Smotrich e Itamar Ben Gvir, que estaban acariciando su utopía redentora de expulsar a los sobrevivientes de Gaza y terminar de anexar Cisjordania con los ataques y expulsiones por goteo y diarios que vienen hace dos años incrementándose en ese territorio.
7- El otro gran perdedor es Irán, que es el único actor importante del mundo musulmán (árabe y no árabe) cuyo negocio político era la guerra permanente saboteando cualquier salida política que implique un fin definitivo del conflicto que no sea seguir alimentando la destrucción de Israel.
8- En el plano estrictamente militar y político militar, Israel estos dos años tuvo grandes triunfos estratégicos: Hamas ha perdido casi toda su capacidad logística y militar. Seguramente la inmensa mayoría de sus cuadros dirigentes políticos y militares más importantes ya están muertos. Hezbolá, la milicia libanesa considerada como la fuerza militar no estatal mas importante del mundo, está en retirada.
Gran parte de su conducción fue alcanzada por el fuego israelí, sumado a la explosión de los beepers y la obligación de parar el lanzamiento de decenas de misiles diarios en Israel muestran un triunfo indiscutible del poder de fuego de Israel. Como si esto fuera poco, la Siria de Assad, el rival militar más importante de Israel entre los países limítrofes, base y camino obligado a las armas y equipamiento iraní para Hezbola, no existe más.
Los ex Al Qaeda que tomaron el poder se muestran muy amigables con occidente.
9- Nadie puede pretender en este escenario, con estricto pragmatismo, que Israel capitule. Si bien perdió en la política y en el prestigio, y se granjeó repudio y aislamiento internacional, no perdió ninguna batalla militar, debilitó a todos sus enemigos regionales y mostró contra Irán, Siria y el Líbano su absoluto control de los cielos de Medio Oriente con su fuerza aérea.
10- En este sentido que se haya conseguido sacar de la agenda la expulsión de los palestinos de su lugar, que se obligue a una reconstrucción con ellos adentro y que los perdedores hoy sean los sectores que apostaban a la guerra total y la "solución final" del problema palestino, tiene que ser bien recibido.
Será la política la que vuelva a cobrar vida y dependerá lo que pase de muchas cosas: la capacidad de distintos actores en el mundo palestino, la fuerza que tengan los israelíes progresistas, humanistas y anticolonialistas, el papel que decidan jugar los países árabes que asumen liderazgo y los Estados Unidos.
Veremos si este cese de fuego será una pausa a la reanudación del infierno o el horror presenciado mundialmente terminará siendo el costo y el límite para obligar a una hoja de ruta que conduzca, mediante la política, a una solución que contemple la vida de las 15 millones de personas judías y palestinas, que viven en todo el territorio sin exclusiones, sin aniquilamiento de nadie pero sin ocupación ni supremacismo. Hoy parece muy lejos pero es la única apuesta que vale.
Sería importante que sea la sociedad israelí, con otro gobierno, la que intente mostrar otra cara no solo investigando y juzgando a sus dirigentes por el desastre del 7 de octubre, sino por las decenas de miles de crímenes de guerra cometidos contra la población civil en Gaza.
*Guillermo Levy es sociólogo. Profesor UBA y Undav.